En un sistema socialista, al establecerse la propiedad social (colectiva) de los medios de producción, desaparece cualquier forma de propiedad privada de los bienes de capital y con esta el
capitalismo como forma de apropiación del trabajo
asalariado, que supone en la teoría
marxista una forma de explotación por vía económica. Siendo el capitalismo la última sociedad con clases dentro de la secuencia histórica de los
modos de producción de
Karl Marx, esto comportaría a su vez la desaparición de las
clases sociales que son generadas por los diferentes orígenes del ingreso, dando así por superada la
lucha de clases como motor histórico.
Frecuentemente coexisten diferentes movimientos políticos que adoptan el título de Socialismo: desde aquellos con vagas ideas de búsqueda del
bien común e
igualdad social, hasta los proyectos reformistas de construcción progresiva de un
Estado socialista en términos marxistas, o las variantes pre y post-marxistas de socialismo (sean obreristas o nacionalistas), o al
intervencionismo, definiciones de socialismo o de sus métodos que pueden variar drásticamente según varíen los interlocutores políticos y que algunas veces se distancian en mayor o menor medida de su etimología:
estatistas,
nacionalistas, marxistas,
cooperativistas, corporativistas
gremiales clásicos,
corporativistas de Estado o
fascistas, socialistas de renta,
socialistas de mercado,
mutualistas,
socialdemócratas modernos, etc.
El socialismo continúa siendo un término de fuerte impacto político, que permanece vinculado con el establecimiento de un orden socioeconómico construido por, para, o en función de, una clase trabajadora organizada originariamente sin un orden económico propio, y para el cual debe crearse uno público (por vía del Estado o no), ya sea mediante revolución o evolución social o mediante reformas institucionales, con el propósito de construir una sociedad sin clases estratificadas o subordinadas unas a otras; idea esta última que no era originaria del ideario socialista sino del comunista y cuya asociación es deudora del
marxismo-leninismo. La radicalidad del pensamiento socialista no se refiere tanto a los métodos para lograrlo sino más bien a los principios que se persiguen.
Origen
La influencia de la ilustración y el socialismo utópico
El estudio del socialismo se inicia a partir de la Revolución francesa en 1789, que causó el derrocamiento de la clase feudal francesa y la ascensión al poder de la
burguesía. En el siglo XVIII y XIX los principales países de
Europa desarrollan el proceso de sustitución del
feudalismo por el
capitalismo como sistema económico, y los estados feudales se unen para formar las modernas
Naciones-Estado.
En el contexto de la Revolución francesa aparece
François Babeuf, el primer pensador socialista.
Inglaterra fue la cuna del socialismo utópico. Existen dos causas importantes que dan al socialismo utópico inglés su carácter peculiar: la
revolución industrial, con su cortejo de miserias para el naciente
Proletariado, y el desarrollo de una nueva rama de la
ciencia: la
economía política. Recordemos entre los socialistas utópicos a
Robert Owen (
1771-
1858), quien fue el primero en considerar al proletariado como clase independiente con intereses comunes.
En
Francia tuvo un carácter más filosófico que en Inglaterra. Su primer representante fue el conde
Henri de Saint-Simon. Propuso la
Federación de Estados Europeos, como instrumento político para evitar las guerras y asegurar la paz mundial. Al mismo tiempo
Carlos Fourier, concibió los falansterios (comunidades humanas regidas por normas de libre acuerdo y economía socializada). De la inspiración de los principios fourieristas se constituyeron algunos
falansterios.
Los debates entre los socialistas clásicos
Poco después aparece la teoría
marxista que desde una teoría crítica del
capitalismo, desarrolla una propuesta política: el
socialismo científico. Karl Marx postula en su obra "El Capital" la diferenciación entre «valor de uso» y «valor de cambio» de una mercancía y la definición de
plusvalía, siendo éstas sus mayores contribuciones a la
economía política; no obstante, los economistas modernos no utilizan estos conceptos del mismo modo que lo hacen los seguidores de la escuela marxista del pensamiento económico. Entre los socialistas hubo una temprana división entre marxistas y anarquistas. El marxismo como teoría recibió muchas interpretaciones, algunas de ellas constituirán durante muchas décadas la base ideológica de la mayoría de partidos socialistas europeos. Más tarde, a raíz de la
Revolución rusa y de la interpretación que le dio Lenin, el marxismo-leninismo se convertiría en el ideario de los partidos comunistas, agrupados bajo la III Internacional.
La teoría marxista se construye en debate con el anarquismo. El
anarquismo se podría inscribir dentro de los debates tempranos del socialismo, que como ideal busca que las personas decidan sobre sus vidas directamente. Propugna la abolición del Estado y de toda autoridad. Es la corriente con un trasfondo de respeto y valoración al
sujeto o
individuo, y que considera a la
libertad como el camino y el objetivo del socialismo y que propone la
horizontalidad en las asociaciones humanas voluntarias, la
autonomía local junto con la
autoorganización de los movimientos sociales frente a las instituciones del Estado y a las multinacionales y monopolios propios del capitalismo. La meta del
socialismo libertario es construir una sociedad basada en las
libertades civiles, la
equidad social, la iniciativa personal, la
cooperación moral de un individuo, eliminando las
clases sociales estratificadas, promoviendo estructuras políticas y económicas
autogestionarias,
descentralizadas o
distribuidas.
El socialismo en el siglo XX
Durante la segunda mitad del siglo XX fue de gran importancia para el llamado bloque socialista, que la Unión Soviética liberara a los países ocupados del
Tercer Reich en el frente oriental durante la
Segunda Guerra Mundial, pues estos mismos posteriormente adoptaron sistemas de gobierno socialistas que hicieron que el campo socialista alcanzara un amplio dominio.
Indicadores del auge socialista durante el siglo XX son por ejemplo, los grandes avances en la tecnología, como por ejemplo en los programas espaciales, así como la gran tecnología militar, principalmente en la Unión Soviética. La contrapartida es el abandono de los principios socialistas por la burocracia estatal, que no salió de la economía de guerra y limitó la democracia socialista.
Tras la
Segunda Guerra Mundial, la tensión militar-ideológica entre el bloque socialista, encabezado por la URSS, y el capitalista, encabezado por Estados Unidos, desembocó en un enfrentamiento político que se conocería como
Guerra Fría. Se conoció de ella extraoficialmente y fue la competencia por la superioridad en todos los aspectos y lograr así el dominio completo (pero no directo) de la mayor cantidad de países. Culminó con la desintegración de la URSS por sus contradicciones económicas y políticas y fuertes presiones externas, y seguida de una repentina crisis en los demás estados socialistas, principalmente los europeos.
Socialismo del siglo XXI
El
socialismo del siglo XXI es un concepto ideado por A.V. Buzgalin en una publicación originalmente en ruso en 1996 y en español en el año 2000. En efecto el primer texto sobre el tema no es el de Heinz Dieterich, sino uno del autor ruso titulado "El Socialismo del siglo XXI" (160 pp., Guanabo, Cuba, Enero 20, 2000, Costo 9 euros). El de
Heinz Dieterich Steffan, es posterior, a partir de 1996,
[3] y muy difundido desde el
30 de enero de
2005, por el
Presidente de Venezuela,
Hugo Chávez en ese entonces desde el
V Foro Social Mundial.
El modelo de
Estado socialista del socialismo del siglo XXI es un
socialismo revolucionario que bebe directamente de la
filosofía y la
economía marxista, y que se sustenta en cuatro ejes: el
desarrollismo democrático regional, la
economía de equivalencias, la
democracia participativa y las
organizaciones de base. Dieterich, en su obra
Socialismo del Siglo XXI se funda en la visión de
Karl Marx sobre la dinámica social y la
lucha de clases. Dieterich profundiza la teoría marxista y la actualiza en el mundo de hoy, incorporando los avances del conocimiento, las experiencias de los intentos socialistas, develando sus limitaciones, entregando propuestas concretas tanto en la economía política como en la participación democrática de la ciudadanía para construir una sociedad libre de explotación. Resumiendo, el socialismo del siglo XXI supone que es necesario un reforzamiento radical del poder estatal democráticamente controlado por la sociedad para avanzar el desarrollo.
En el marco de la
Revolución Socialista de Hugo Chávez, el mismo ha señalado que para llegar a este socialismo habrá una etapa de transición que denomina como
Democracia Revolucionaria. Hugo Chávez expresó
“Hemos asumido el compromiso de dirigir la Revolución hacia el socialismo y contribuir a la senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad” en un discurso a mediados de 2006. Además, este socialismo no está predefinido. Más bien, dijo Chávez
“debemos transformar el modo de capital y avanzar hacia un nuevo socialismo que se debe construir cada día”.
[4